Shakir y colaboradores han realizado un estudio que ha sido publicado en la revista «The Journal of Bone & Joint Surgery» donde analizan la contaminación bacteriana de los teléfonos móviles que son usados por personal sanitario en quirófano. El 83% de los móviles analizados tenían bacterias patógenas, con lo que pueden constituir una fuente de contaminación bacteriana en quirófano con todas las repercusiones que puede traer consigo.
En las áreas de los hospitales el uso del teléfono móvil por personal sanitario se ha convertido en algo normal, tanto por razones personales como profesionales; en la actualidad la comunicación de casos entre médicos, así como el envío de imágenes de lesiones o de pruebas complementarias a través de aplicaciones de teléfonos móviles (smartphones) es frecuente en el ámbito profesional sanitario. Ello favorece el uso del móvil en el ámbito hospitalario y dicho uso no se restringe a unas zonas, sino que incluye zonas de urgencias y estériles como el quirófano. En la tabla adjunta, obtenida del estudio de Shakir al que hacemos referencia, se muestra la frecuencia de uso del móvil por diferentes zonas del hospital.
La finalidad del estudio de Shakir titulado “Investigation of Cell Phones as a Potencial Source of Bacterial Contamination in the Operating Room” era la de documentar la incidencia de bacterias contaminantes y patógenas en los móviles que se encuentran en quirófano durante intervenciones ortopédicas, y determinar si la utilización de un protocolo desinfectante reduciría el grado de bacterias contaminantes y patógenas así como la materia orgánica.
Para llevar adelante el estudio se tomaron muestras de 53 teléfonos móviles que ‘participaban’ en el estudio. Una primera toma se realizó en quirófano y las muestras obtenidas fueron analizadas mediante bioluminiscencia de ATP y cultivo, con el fin de determinar la contaminación por material orgánico y evaluar la contaminación bacteriana.
De 53 teléfonos móviles analizados, el 83% (44 teléfonos) tenían bacterias patógenas en este test inicial, lo que supone un porcentaje realmente elevado.
Posteriormente los teléfonos móviles fueron limpiados y desinfectados para lo que se utilizaron toallitas impregnadas con alcohol isopropílico al 32% y comercializadas por «Bausch&Lomb».
Tras el proceso de desinfección se repitió el análisis de contaminación, resultando que sólo el 8% de los teléfonos móviles (4 teléfonos) seguían teniendo bacterias patógenas. Esta caída en el porcentaje de móviles contaminados del 83% al 8% demuestra que el proceso de desinfección realizado es efectivo.
Una semana después del test inicial repitieron los análisis y encontraron que el 75% de los teléfonos móviles (40 móviles) tenían bacterias patógenas, con lo que el proceso de desinfección debe ser una práctica rutinaria si se pretende mantener los móviles limpios de material patógeno.
Los autores de dicho estudio concluyen que los teléfonos móviles tenían un alto grado de bacterias patógenas y contaminación de materia orgánica. Ambos disminuyeron tras un proceso de desinfección. Sin embargo, volvieron a contaminarse en el plazo de una semana. Dado el riesgo de que el móvil suponga una fuente de contaminación, sería conveniente desinfectarlos como rutina o evitar su uso en quirófanos.
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